
Vlad III, más conocido como Vlad Dracul o Vlad Tepes ("el empalador"), señor feudal de los Cárpatos, fue príncipe de Valaquia, un territorio de la actual Rumanía, que vivió en el siglo XV y aterrorizó a sus súbditos con asesinatos en masa. Se cree que liquidó a más de 100.000 personas, aproximadamente el 20% de la población, y que disfrutaba asistiendo a muertes lentas que incluían torturas, descuartizamientos y sobre todo empalamientos, de donde le viene su siniestro apodo, pero no parece probable que mordiera cuellos. Fue un tirano y un guerrero cruel, pero no un vampiro. Esa cualidad le fue atribuida en las narraciones germánicas y rusas inspiradas en la mitología rumana del vampirismo.
Vlad nació en la ciudad burgo-rumana de Sighișoara (Transilvania), el 8 de noviembre de 1431, y murió en batalla en diciembre de 1476 cerca de Bucarest. Fue el más duro de todos los gobernantes de Europa Oriental en el siglo XV. Para algunos fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y un dueño justiciero. De Vladislaus III, voivoda de Valaquia (en rumano Țara Românească), se cuentan numerosas historias y leyendas. Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.
Como su apodo Țepes indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud , por el recto, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muriese lentamente.
Consiguió acabar con los boyardos decadentes de su tiempo. Además del empalamiento, otros métodos de tortura usados por el Príncipe de Valaquia eran: la amputación de miembros, nariz y orejas, la extracción de ojos con ganchos, el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.
Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros, siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.

Aunque Vlad el Empalador tuvo éxito defendiendo el frente de los turcos, sus logros fueron de corta duración. Al recibir poco apoyo de su jefe supremo titular Mathius Corvinus, Rey de Hungría (hijo de John Hunyadi), tenía pocos recursos para mantener la resistencia en contra de los poderosos turcos. Cuando los turcos finalmente avanzaron, Vlad huyó a Transilvania en 1462. Ciertos reportes indican que su primera esposa, para no rendirse ante los turcos, se suicidó al saltar de las torres del castillo de Vlad hacia el río Arges. Vlad escapó por un túnel secreto y en Transilvania pidió la ayuda de Matthias Corvinus, pero el rey Matthias lo arrestó de inmediato.
De acuerdo a panfletos rusos, Vlad fue prisionero de 1462 hasta 1474, pero durante este periodo consiguió ganarse la gracia de Matthias y posteriormente logró casarse con una hermana del rey, con la cual tuvo dos hijos. Luego Vlad recuperó el trono de Valaquia en 1476, probablemente fue liberado antes o durante 1466, y permaneció en la corte dicho tiempo. La recuperación de Vlad se debió también a que el nuevo sucesor del trono de Valaquia era su hermano, Radu el Hermoso, quien había instituido una política a favor de los turcos. Corvinus vio a Vlad como un posible candidato para retomar el trono, y el hecho de que Vlad renunciara a la religión Ortodoxa por el Catolicismo le dio más peso a su decisión. En 1476 Vlad recuperó el trono con la ayuda del Príncipe Stephen Bathory de Transilvania, e invadieron Valaquia con abundantes tropas. Radu ya había fallecido y había sido reemplazado por Basarab el Viejo, un miembro del clan Danesti.
La única verdad es que su cuerpo fue decapitado por los turcos, quienes se llevaron su cabeza a Constantinopla, donde el sultán la estacó como prueba de que el terrible Empalador finalmente había muerto. Vlad III fue enterrado en Snagov, una isla-monasterio cerca de Bucarest.