
Varias patrullas se dirigieron al 112 de Ocean Avenue en Amityville, y descubrieron los cadáveres de la familia.
Las investigaciones iniciaron apuntando como posible causa del asesinato al Sr. Ronald De Feo, padre del asesino. De Feo señaló que su padre había sido un hombre sumamente estricto, además de haber usado la violencia contra su familia si no se cumplían sus deseos. Como cabeza de la familia exigía ser tratado como una "figura de autoridad", cosa que nadie podía contradecir. Más tarde se investigó también a los demás miembros de la familia: Louise De Feo (madre), Mark y John (hermanos) y Allison y Dawn (hermanas). Las víctimas habían llevado buena relación con Ronald, quién confesó: "Mi madre daba prioridad a Dios ante todo".
Todas las investigaciones se vieron contradichas cuando Ronald De Feo declaró haber tomado un rifle de cacería de colección de su recámara y haber asesinado a su familia, luego de que unas voces provenientes del interior de la casa lo indujeran a hacerlo.
El caso de Ronald De Feo se llevó a juicio el Martes, 14 de octubre de 1975, casi un año después de los asesinatos.Finalmente el 19 de noviembre de 1975, Ronald De Feo fue declarado culpable de múltiple homicidio y condenado a 25 años por cada asesinato. Actualmente continúa en prisión.
La Maldicion
Un año después del asesinato, la pareja de George y Kathy Lutz compraron la residencia de Amityville. Los Lutz y sus hijos saltaron a la fama, luego de que el periodista Jay Anson publicara Horror en Amityville en 1979.
*Buen libro, yo lo leí, es estremecedor.

Los Lutz afirman que desde el primer día, en la casa, ya sucedió algo extraño. Llamaron al padre Pecoraro para que les bendijera su nueva morada, y, en una de las habitaciones, el padre escuchó una voz siniestra que le dijo “¡fuera de aquí!”. El padre Pecoraro se estremeció, pero continuó bendiciendo la casa, y cuando terminó, rechazó la propuesta que le había hecho Kathy, de quedarse a comer en su casa, y salió lo más rápido posible de ahí. Tras la bendición del padre, los Lutz estuvieron realizando sus tareas de mudanza, como ordenar cajas, trastos, organizar ropa, mover cosas de lugar… Al acabar el día, Kathy y George acostaron a los niños y ellos se quedaron en la sala de estar. George alimentaba el fuego con leños porque notaba un frío glaciar en la casa, aunque el termostato estuviese a una temperatura superior a 20 °C. A las once de la noche, George y Kathy se fueron a dormir por primera vez en su nueva casa. George se despertó con un fuerte golpe en la puerta principal y se levantó de un salto. Abrió la puerta y no vio a nadie, pero escuchó a Harry, su perro, ladrando en el jardín y entonces se fijó en que la caseta de los botes estaba agitando sus dos puertezuelas.
George se extrañó al recordar que las había cerrado, pero pensó que sería una mala jugada por el sueño. Cuando George volvió a su cama eran las tres y cuarto de la madrugada. Esa fue la primera noche que George se despertó a esa misma hora. Al día siguiente, George tenía un frío glaciar y estaba comprobando todas las puertas y ventanas de la casa para cerrarlas si alguna hubiera quedado abierta, cuando entró en el cuarto de costura. Al irrumpir en la habitación George se quedó perplejo. ¡Había cientos de moscas en la ventana, a pesar de que estuvieran en pleno invierno! George cogió un periódico enroscado y mató todas las moscas que pudo. A las demás las echó por la ventana. Esa misma noche, George se despertó sobresaltado por un fuerte ruido. A pesar de que había revisado todas las puertas y ventanas, la del cuarto de costura estaba abierta y la puerta se abría y cerraba continuamente haciendo un estrepitoso ruido.
