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sábado, 1 de febrero de 2014

Horror en Amityville

El asesinato

Todo comenzó el 13 de noviembre de 1974, cuando Ronald De Feo, hijo mayor de la familia, asesinó a sus padres y 4 hermanos mientras dormían. De Feo utilizó un somnífero durante la última cena familiar para asegurarse que ellos no se despertaran con el sonido de los disparos. Los primeros asesinados fueron sus padres, más tarde sus 2 hermanos varones, y al final sus dos hermanas.

 Varias patrullas se dirigieron al 112 de Ocean Avenue en Amityville, y descubrieron los cadáveres de la familia.
Las investigaciones iniciaron apuntando como posible causa del asesinato al Sr. Ronald De Feo, padre del asesino. De Feo señaló que su padre había sido un hombre sumamente estricto, además de haber usado la violencia contra su familia si no se cumplían sus deseos. Como cabeza de la familia exigía ser tratado como una "figura de autoridad", cosa que nadie podía contradecir. Más tarde se investigó también a los demás miembros de la familia: Louise De Feo (madre), Mark y John (hermanos) y Allison y Dawn (hermanas). Las víctimas habían llevado buena relación con Ronald, quién confesó: "Mi madre daba prioridad a Dios ante todo".

Todas las investigaciones se vieron contradichas cuando Ronald De Feo declaró haber tomado un rifle de cacería de colección de su recámara y haber asesinado a su familia, luego de que unas voces provenientes del interior de la casa lo indujeran a hacerlo.
El caso de Ronald De Feo se llevó a juicio el Martes, 14 de octubre de 1975, casi un año después de los asesinatos.Finalmente el 19 de noviembre de 1975, Ronald De Feo fue declarado culpable de múltiple homicidio y condenado a 25 años por cada asesinato. Actualmente continúa en prisión.


La Maldicion

Un año después del asesinato, la pareja de George y Kathy Lutz compraron la residencia de Amityville. Los Lutz y sus hijos saltaron a la fama, luego de que el periodista Jay Anson publicara Horror en Amityville en 1979.
*Buen libro, yo lo leí, es estremecedor.

Los Lutz afirman que desde el primer día, en la casa, ya sucedió algo extraño. Llamaron al padre Pecoraro para que les bendijera su nueva morada, y, en una de las habitaciones, el padre escuchó una voz siniestra que le dijo “¡fuera de aquí!”. El padre Pecoraro se estremeció, pero continuó bendiciendo la casa, y cuando terminó, rechazó la propuesta que le había hecho Kathy, de quedarse a comer en su casa, y salió lo más rápido posible de ahí. Tras la bendición del padre, los Lutz estuvieron realizando sus tareas de mudanza, como ordenar cajas, trastos, organizar ropa, mover cosas de lugar… Al acabar el día, Kathy y George acostaron a los niños y ellos se quedaron en la sala de estar. George alimentaba el fuego con leños porque notaba un frío glaciar en la casa, aunque el termostato estuviese a una temperatura superior a 20 °C. A las once de la noche, George y Kathy se fueron a dormir por primera vez en su nueva casa. George se despertó con un fuerte golpe en la puerta principal y se levantó de un salto. Abrió la puerta y no vio a nadie, pero escuchó a Harry, su perro, ladrando en el jardín y entonces se fijó en que la caseta de los botes estaba agitando sus dos puertezuelas.

George se extrañó al recordar que las había cerrado, pero pensó que sería una mala jugada por el sueño. Cuando George volvió a su cama eran las tres y cuarto de la madrugada. Esa fue la primera noche que George se despertó a esa misma hora. Al día siguiente, George tenía un frío glaciar y estaba comprobando todas las puertas y ventanas de la casa para cerrarlas si alguna hubiera quedado abierta, cuando entró en el cuarto de costura. Al irrumpir en la habitación George se quedó perplejo. ¡Había cientos de moscas en la ventana, a pesar de que estuvieran en pleno invierno! George cogió un periódico enroscado y mató todas las moscas que pudo. A las demás las echó por la ventana. Esa misma noche, George se despertó sobresaltado por un fuerte ruido. A pesar de que había revisado todas las puertas y ventanas, la del cuarto de costura estaba abierta y la puerta se abría y cerraba continuamente haciendo un estrepitoso ruido.

La pesada puerta de la entrada también estaba abierta, pero cuando George iba a cerrarla, descubrió que había sido “arrancada” de sus ejes, pero la cerradura sólo se veía forzada por dentro de la casa. Era extraño que sólo se hubiera despertado él, pues la puerta debía haber hecho un ruido estruendoso. Cerró la ventana del cuarto de costura, arregló la puerta de la entrada como pudo y volvió a la cama. Eran las tres y cuarto de la madrugada. Al día siguiente, George llamó a un cerrajero para que arreglase la puerta de la entrada. El día fue básicamente como siempre. Limpiar y organizar las cosas de la mudanza, aún quedaba mucho por hacer.



Un día Kathy subió al piso de arriba, mientras George estaba echando más leños al fuego. No conseguía quitarse el frío de encima. Kathy pasó a ver a sus hijos, cuando de pronto vio salir a su pequeña hija, Missy, del cuarto de costura. Le extrañó el comportamiento de su hija… ¿Qué andaría buscando ahí la pequeña?

La conducta de Missy hizo que Kathy se parase a observar a la niña, que no le había visto. Missy se dirigió a su habitación, que estaba al lado del cuarto de costura, canturreando. Cuando llegó, se sentó en su cama y la niña, mirando por la ventana dijo… “¿No es hermosa la nieve, Jodie?” Kathy le preguntó a su hija que con quién hablaba y ella le respondió que con Jodie, y que era un cerdito, amigo suyo, que sólo ella podía ver. Kathy mandó a la niña a dormir, y ella también se fue a acostar, junto con George y los niños.

Como de costumbre, George se despertó a las tres y cuarto de la madrugada y miró por la ventana. Las puertas de la caseta de los botes estaban de nuevo abiertas, aunque él las había cerrado antes de irse a dormir. Bajó a cerrarlas, y cuando volvía, vio a su hija Missy en la ventana pero… ¡Detrás de ella había un cerdo realmente enorme! George entró en su casa y subió rápidamente las escaleras y entró en el cuarto de la niña realmente sorprendido. Su hija estaba durmiendo plácidamente y ahí no había ningún cerdo.

Missy estaba en su habitación hablando y canturreando, cuando Kathy entró y vio moverse sola la pequeña mecedora de Missy. Kathy se asustó pero no lo hizo notar delante de su hija, que seguía canturreando. De pronto, Kathy le preguntó a su hija que con quién hablaba, y la niña le respondió que con Jodie y le contó lo que él le había dicho. Jodie le había dicho a Missy que antes vivía un niño en su habitación pero se puso muy enfermo y murió. También le dijo que Kathy no le gustaba y que no quería que se acercase a él, y que Missy se quedaría en la casa para siempre y jugaría con el niño que se puso enfermo y murió. Al escuchar esto último, Kathy se horrorizó y le preguntó a Missy por dónde se había ido Jodie. La niña señaló hacia la ventana y cuando Kathy miró, había un cerdo enorme lanzando un gemido horrible. Kathy se puso a gritar histérica y George se alarmó y subió. Él también vio al cerdo y entonces cogió una silla del cuarto de la niña y la arrojó por la ventana. Jodie empezó a gritar y se fue corriendo por la nieve. La niña hizo un dibujo de aquel ser corriendo en la nieve.

El abogado de Ronald DeFeo declaró en un programa de televisión del canal Discovery que él mismo le había contado a los Lutz muchas de las anécdotas de las cuales tranquilamente se pudieron haber valido para idear las famosas "apariciones paranormales". Weber les dijo que los vecinos de la casa tenían un gato que a menudo saltaba a la ventana del segundo piso de la casa, y que de noche se podían ver sus ojos brillantes, que no tenían nada sobrenatural, y que probablemente era lo que los Lutz veían.

El cuartito rojo es una habitación secreta que descubrieron Kathy y George un día en el sótano de la casa. Estaban colocando algunos alimentos en la alacena que utilizaban como pequeña despensa, cuando uno de los tablones de madera se separó un poco. Movidos por la curiosidad, George y Kathy empujaron más el tablón de madera hasta que lo derribaron. Quedaron los dos absolutamente perplejos. Detrás de aquella alacena había un cuarto aproximadamente de 1,20 por 1,50 metros, completamente pintado de rojo, suelo y techo incluidos.

Dentro de aquel cuartito se hallaba una especie de pozo mal sellado que desprendía un olor nauseabundo. George consultó los planos de la casa y ni el cuarto ni el pozo aparecían en ellos. Posteriormente, George se enteró de que Ronald DeFeo se dedicaba a sacrificar cerdos y otro tipo de animales dentro de la pequeña habitación. Asimismo, un documental del canal Discovery reveló, a través del testimonio de uno de los más íntimos amigos de la infancia de la familia DeFeo, que el cuarto rojo fue pintado por los mismos hijos de Ronald DeFeo padre y Louise DeFeo para utilizarlo de cuarto de juegos.

En dos ocasiones en el 112 de Ocean Avenue, apareció una figura espeluznante que más tarde los demonólogos descubrieron que era una manifestación demoníaca. Aquel ser se manifestó en la chimenea del cuarto de estar por primera vez. Su rostro se imprimió en fuego sobre la pared de ladrillos del hogar. La segunda aparición fue en el cuarto de los niños. Éstos empezaron a gritar, en mitad de la noche, que había un monstruo bajo sus camas. Cuando George salió de su habitación para investigar, efectivamente, ahí había una enorme figura blanca, con una capucha y un rostro realmente espantoso, y estaba bajando las escaleras. Ese fue el último rato que los Lutz pasaron en su casa antes de huir de ella.






Situaciones Paranormales


Limo Negro:
Kathy salió a hacer las compras de Navidad, cuando al volver, entró en el baño y encontró la porcelana de los váteres recubiertas de una especie de limo negro y de olor nauseabundo. Ninguno de los niños había hecho nada en la taza de aquellos váteres, pero Kathy se enfadó e intentó limpiar aquel estropicio que no había manera de quitar con ningún tipo de producto de limpieza que Kathy tenía.

Sustancias Gelatinosas- Ectoplasma:
Durante los últimos días de su estancia en la casa, empezó a salir una sustancia gelatinosa de color verde, sin ningún sitio de procedencia. Salía de las paredes, de las cerraduras de las puertas… Pero al otro lado de cada puerta no había absolutamente nada. Por mucho que George, Kathy o los niños limpiasen aquella asquerosa sustancia, volvía a salir de nuevo. El último día que vieron esa especie de gelatina, fue el último día que estuvieron en la casa, antes de huir. Las pruebas que realizaron los parapsicólogos después de que los Lutz abandonaran la casa, revelaron que aquello era ectoplasma<.

Poltergeist:
Algunos sucesos que ocurrieron en el 112 de Ocean Avenue eran fenómenos de poltergeist. La mayoría de ellos se encontraban en la actividad de las puertas y ventanas, cuando se abrían supuestamente solas. Una de las víctimas de esos incidentes fue Chris, que estaba jugando en su habitación con Danny, y de repente se cerró la ventana cuando él tenía los dedos ahí. Empezó a gritar fuertemente de dolor y George subió corriendo. Libró al niño de la ventana como pudo y lo llevó al hospital. Sorprendentemente, los dedos del niño estaban completamente planos pero no se había roto ningún dedo. Otra víctima del poltergeist fue George, que durante dos noches consecutivas, se despertó a las tres y cuarto de la madrugada escuchando bombos, trombones y platillos en el piso de abajo. Parecía un desfile militar. Cuando entró en la sala de estar todos los muebles estaban apartados hacia los lados, como si alguien hubiera hecho sitio para hacer, efectivamente, un desfile militar. En otra ocasión, George experimentó otro suceso de este tipo. En la sala de estar tenían un león de porcelana que de vez en cuando se movía supuestamente solo. Un día, el león se había movido hasta el suelo, y George tropezó con él. Al levantarse , tenía en el tobillo, lo que parecían ser las marcas de unos colmillos que le habían mordido.


El Padre Pecoraro

El padre Pecoraro, aparte de ser sacerdote, psicólogo y juez, se dedicaba a realizar su vida como sacerdote y algunos trabajos relacionados con sus otras dos carreras. Sus conocimientos psicológicos fueron los que lo ayudaron a no perder la cabeza con el asunto relacionado con el 112 de Ocean Avenue. Aunque los Lutz no se dieron cuenta hasta un tiempo después de abandonar la casa, el padre Pecoraro no quiso volver nunca más a la casa por las agresiones físicas que le estaban sucediendo. Le aparecieron unas ampollas en las palmas de las manos, justo en la zona con la que cogía el teléfono al intentar telefonear a la casa de los Lutz. Las ampollas parecían estigmas. También sufrió una fuerte neumonía que persistió hasta pocos días después de la huida de los Lutz y pequeños accidentes con su vehículo cada vez que intentaba acercarse al 112 de Ocean Avenue. Uno de aquellos días, el apartamento del padre Pecoraro sufrió un ataque demoníaco, manifestado por un fuerte y nauseabundo olor a excrementos. El padre Pecoraro sabía de demonología, y ese persistente olor indicaba que había una presencia demoniaca relacionada con el lugar o con él mismo. Por eso el padre Pecoraro, quiso desentenderse completamente de todo lo relacionado con los Lutz y con su casa en Amityville. El sacerdote declaró más tarde que en realidad él jamás había pisado la casa, e inclusive, la única vez que se comunicó con la familia Lutz fue durante una llamada que Kathy le hizo para contarle sobre una extraña levitación que dijo haber sufrido. Toda vinculación que se hizo de él con la casa de Amityville fue deliberadamente sacada de contexto.



El Horror continua:

 En el año 1976 los
 parapsicólogos Ed y Lorraine Warren hicieron una investigacion en el  112 de Ocean Avenue. Durante la investigación, se coloco una cámara en el segundo piso, disparó una película infrarroja, en blanco y negro a lo largo de la noche. Según el propio George Lutz, aunque nadie se dio cuenta al principio, una de las fotos contenía algo extraño. Gene Campbell, un fotógrafo profesional, fue el que instaló la cámara automática en 1976. Se hicieron muchas fotografías, pero sólo en una aparece la imagen del niño. Según George, su hija Missy reconoció al niño de la fotografía, que era el amigo invisible que solía jugar en la casa. Aunque los investigadores afirman que nadie estaba arriba durante todo el tiempo que se capturaban las imágenes, aunque según los expertos podría ser simplemente la imagen de uno de los investigadores Paul Bartz, que tenia un gran parecido con el niño fantasma y además llevaba una camisa similar. Muchos testigos afirman que Paul estaba en el piso de abajo mientras se realizaban las fotografías en el piso de arriba.
Expertos en lo paranormal creen que se trata de un demonio, capaz de cambiar su forma a voluntad que en ese caso cambió en la forma de uno de los hijos de DeFeo.



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